La siguiente entrada está dedicada a la exposición DESPUÉS DEL FIN DEL MUNDO — EXPOSICIÓN EN EL CCCB (Centro de Cultura contemporánea de Barcelona) UNA INSTALACIÓN DE GUILLERMO SANTOMÀ — GRABACIÓN AUDIOVISUAL DE EMILIJA ŠKARNULYTĖ y recoge cinco textos cortos de Timothy Morton: Esperando a la Humanidad, La espera y la ansiedad, La espera y la realidad, Perdón por el retraso: la bifurcación del tiempo, La espera y la alienación.
Ministerio del Futuro
TIMOTHY MORTON
Esperando a la Humanidad
TIMOTHY MORTON
Hay una brecha radical entre mi «pequeño yo» y mi yo como miembro de la especie humana.
Mi pequeño yo, al arrancar el coche el lunes por la mañana, no debería sentirse en absoluto culpable, porque yo no soy la causa del calentamiento global. Mi acción es estadísticamente insignificante.
Sin embargo, como miembro de la especie humana, formo parte del ser que sin lugar a dudas ha provocado el calentamiento global.
Tenemos que pensar en nosotros a muchos niveles, a muchas escalas, tanto temporales como espaciales.
Tenemos que reflexionar sobre cómo hay que decir «nosotros», porque los seres humanos, y no las medusas, han sido los causantes del calentamiento global.
Al buscar modos de decir «nosotros», suelen manifestarse maneras racistas y sexistas de hacerlo. Por no hablar de maneras especistas, que trazan una distinción rígida entre los humanos y los no humanos.
Así pues, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo decimos «nosotros» y cómo impedimos que fuerzas poderosas como el racismo o las grandes corporaciones definan ese ámbito, el nivel en el que formamos parte de la humanidad?
La izquierda de hoy piensa el concepto de humanidad de dos formas. Una es un silencio embarazoso y la otra, no deja de ser un intento por esquivarlo.
También hay una manera habitual de concebir la humanidad desde la derecha. Es la anticuada idea de que los humanos somos superiores a los no humanos. Esta idea es siempre racista, porque se basa en la distinción entre algunos humanos y los otros, considerados infrahumanos o inhumanos, seres extraños que necesariamente se tienen que situar entre lo humano y lo no humano, lo que hace que parezca que existe una gran diferencia entre ambos. A menudo, a los no humanos «de allí» se los considera naturaleza, y a los humanos «de aquí», cultura. Los no humanos son familiarmente diferentes. Los infrahumanos o inhumanos son extrañamente lo mismo. La «naturaleza» «de ahí fuera» es un concepto al que le intentamos quitar la extrañeza. Pero precisamente la aceptación de un mayor grado de extrañeza en cuanto a lo humano contribuye a hablar de los humanos y de los no humanos de maneras no racistas o sexistas.
En un concepto no racista, no sexista y no especista de la humanidad, al ser humano le envuelve la presencia espectral de otras entidades de todo tipo: ADN, bacterias estomacales, ideas, vacas, ordenadores…
Eso significa que los seres humanos son como fardos o montones, pilas sueltas de cosas que no son estrictamente humanas en absoluto. Así pues, hay que pensar en los montones. ¿Os gusta la idea de que haya montones? ¿Son posibles los montones?
Cuando digo que la especie humana es un montón de todo tipo de cosas, utilizo el término de manera muy técnica. Montones técnicos. ¿Podéis visualizar un montón? Son pilas separadas, quizá en forma de cono. Puede que las pilas se parezcan un poco a los humanos. Como los cuadros de Arcimboldo.
Precisamente ahora parece relevante reflexionar sobre la humanidad y, evidentemente, eso significa que hay que hacerlo de una manera no racista, ni misógina, ni especista. Para ello, hay que concebir la humanidad como algo real, pero en el sentido de un montón en el que se pueden añadir o quitar todo tipo de cosas sin que deje de ser un montón. Además, los montones se pueden superponer. Puedes compartir al menos parte de tus cosas con otros humanos y con no humanos. Compartes tu microbioma bacteriano con la persona que tienes al lado y con cualquier cosa que comas para almorzar. Puedes compartir el mundo de un león. ¿Qué más da si solo compartes el 30 %? Algo es algo.
Para entrar en esto hay que dar cabida a los matices. No se puede pensar que «verdadero» es 1 y «falso» es 0. Tiene que haber valores de «verdadero» entre el 1 y el 0: algunas cosas pueden ser medio verdaderas. Hay lógicas de todo tipo que pueden ayudarte a hablar con matices.
Cualquier discurso ecológico —el arte, la ciencia, las políticas… todo— tiene matices.
La espera y la ansiedad
TIMOTHY MORTON
¿Qué significa «presente»? Decimos que el calentamiento global se está produciendo ahora. ¿Qué es «ahora»? ¿Qué tamaño tiene?
En una era de conciencia ecológica, los seres humanos se enfrentan a una variedad desconcertante y a menudo inquietante de escalas temporales y espaciales, y casi ninguna de estas escalas temporales se adecúa a ellos.
Por ejemplo, piensa en la escala temporal de la visita a esta exposición. Es probable que no hayas planificado cuánto tiempo pasarás aquí. Eso ya la hace diferente de la manera en que organizas el desplazamiento a tu puesto de trabajo. Además, tiene un tamaño y una forma diferentes. Piensa en la escala temporal que denominamos «carrera profesional». Se superpone con la que denominamos «mi vida». Y luego tenemos a «mi familia», repartida a través del espacio y el tiempo.
¿Dónde está esta sala? ¿En Barcelona? ¿En España? ¿En Europa? ¿En la Tierra? ¿En el sistema solar? ¿En la galaxia?
¿Cuándo es esta sala? ¿Hoy? ¿Esta semana? ¿Este siglo? ¿El tiempo que llevan los humanos en la Tierra? ¿El tiempo desde el que existe materia orgánica en el universo?
El miedo aparece cuando crees que a continuación va a pasar algo.
La ansiedad es cuando no sabes si pasará algo en absoluto.
Para que «pasar a continuación» funcione, hay que aplicar una escala temporal.
La ansiedad es cuando no tienes ni idea de si existe una escala temporal. Si eres consciente de vivir en muchas escalas, no podrás llevar la cuenta de todas a la vez. No porque te falte inteligencia, sino porque las escalas son variadas: no se pueden entender de ningún modo en relación a una escala que funcione como medida de referencia.
No hay ninguna escala maestra. Creemos que existe solo porque confundimos el tiempo con la medición del tiempo.
El tiempo no es uno, dos, tres, cuatro, cinco… Eso es contar de manera rítmica. Contar no es el tiempo. Contar rítmicamente ya implica tiempo. Tampoco puedes apelar a la hora que marca tu teléfono. Señalar al teléfono no es el tiempo.
Puedes buscar en todo el universo algo a lo que señalar que puedas llamar tiempo. No lo encontrarás.
Eso pasa porque el ser que señala de verdad es el tiempo. El tiempo es un líquido que mana de ti.
El tiempo también mana de los árboles, de los dinosaurios, de las bacterias y de la biosfera.
Tantos líquidos, todos manando y fluyendo.
La conciencia ecológica es flotante e incierta.
La conciencia ecológica es una excelente oportunidad de explorar la ansiedad. Si no te gusta explorar la ansiedad, puedes intentar encubrirla. La puedes evitar comiendo, drogándote, declarando una guerra o destruyendo la Tierra. Pero la ansiedad es un ácido universal. La ansiedad lo abrasa todo.
Es mejor reconocerla que destruir la Tierra con la esperanza de evitarla.
La espera y la realidad
TIMOTHY MORTON
Esperamos la llegada de alguien. ¿Quién va a aparecer tras la cortina ahora?
Esperamos vernos aparecer. Miramos en el espejo. ¿Puedes ver ya a tu verdadero yo?
Detén la cinta de la evolución. Encontrarás una especie que posee cierto tipo de poder mutante. Quizá sea un pez que puede respirar fuera del agua durante un minuto. Un pez nunca es solo un pez. Un pez es siempre un pez más cierto tipo de poder mutante. Un X-pez. Tú eres un X-humano. Tienes un super poder que los demás no tienen. Quizá no sea nada especial, quizá sea quedarse embobado durante largos períodos de tiempo, pero nunca se sabe qué mutaciones nos ayudarán. La adaptación es algo que se ve siempre mucho mejor en perspectiva.
Si la versión X de mí mismo no deja de perseguirme, ¿no tendré siempre algo de extraño?
De eso se trata. Y así pasa con todo, todo es una X-cosa.
Así que todo resulta extraño. Pero ahora lo extraño no puede servir para distinguir entre un ser humano «normal» aquí y un lobo «natural» allí, porque yo resulto tan raro e inquietante como cualquier otro.
¿La espera transcurre entre hechos reales? ¿O esperar es una parte intrínseca en la construcción de cualquier hecho?
Es la misma pregunta que cuando decimos: «¿Consiste la realidad en cosas que funcionan perfectamente hasta que empiezan a fallar?» «¿O la realidad es una secuencia de errores interrumpidos por la ilusión de que todo funciona?» Para una abeja, una or parece funcionar mientras le extrae el néctar. Para un ser humano, también parece funcionar cuando se la regala a su novia.
¿Y no tiene un «mal funcionamiento» algo que funciona mal? ¿Una mala acción a distancia cuyo modelo para nosotros los modernos es el arte? En una época de calentamiento global nuestro medio ambiente está fallando, está funcionando mal, en todos los sentidos.
La conciencia ecológica resulta inquietante.
Perdón por el retraso: la bifurcación del tiempo
TIMOTHY MORTON
Estar en el interior de un huracán es habitar en un «presente» que no concuerda con los conceptos filosóficos convencionales acerca del «presente». Esto es así porque un huracán tiene su propia temporalidad, no la nuestra. Lo soportamos, lo padecemos, en un ahora que se parece más a la sensación algo nauseabunda del movimiento relativo, como lo que pasa si te encuentras en un tren parado y otro tren circula en paralelo. O como cuando estás en unas escaleras mecánicas que se han detenido. Se produce una sensación de evaporación, una extraña vibración o un vaivén. Como estar en el mar.
¿Dónde está el pasado? El pasado está en el aspecto de las cosas. Fíjate en tus zapatos. Cuentan la historia de todo lo que le ha pasado a un par de zapatos. Su aspecto es el pasado.
Recuérdalo. Esas historias sobre tus zapatos no están «en» el pasado, sino que son el pasado. El aspecto de un huracán es el pasado. El aspecto del calentamiento global es el pasado. El clima es el pasado. El tiempo que hace es el pasado.
El pasado es un tren que está abandonando el andén. Y no tienes ni idea de su longitud.
¿Dónde está el futuro? El futuro está en cómo son las cosas. Mira a una persona desconocida en la sala. ¿Quién es? Prácticamente no lo sabes. Sabes un poco: qué aspecto tiene ese desconocido.
El aspecto de la persona desconocida es el pasado.
Pero ¿quién es en realidad?
Quién es en realidad es el futuro. Sabes un poco: puedes predecir unas
cuantas cosas sobre esa persona. Pero no conoces su historia al completo. Nunca llegarás a esa clase de futuro, porque se desvanece como un tren que sale de la estación. No tienes ni idea de la longitud del tren. ¿Qué es un huracán? Es el futuro. La biosfera es el futuro.
Entonces ¿dónde está el presente?
El presente no existe. No hay ninguna burbuja, sea grande o pequeña, llamada «presente». No hay ninguna burbuja del tamaño de un minuto. No hay ninguna burbuja del tamaño de un millón de años.
Viviendo en una época de conciencia ecológica, comprendes en cuántos andenes de la estación esperas. Hay tantos, aquí mismo. Andenes espectrales, superpuestos. Algunos tienen un millón de años. Algunos, cien mil, como el calentamiento global. Algunos, unas cuantas décadas, como tu vida. Algunos, unos pocos segundos, como una señal en tu cerebro.
La espera y la alienación
TIMOTHY MORTON
La humanidad está alienada de sus «superpoderes» políticos. Todavía no somos capaces de pensar y actuar a ese nivel. Los hiperobjetos nos obligan a empezar a pensar y actuar. ¡Y somos uno de ellos!
«Dios es amor» es «amor es Dios» al revés. El pensamiento y la acción colectivos están paralizados por la alienación y sus mecanismos de control, como, por ejemplo, la culpa religiosa.
Esperar es parte del problema. Los mecanismos de control ya están aquí. El samsara, Matrix y cosas por el estilo consisten en esperar a que pase algo (mientras ya está pasando algo).
¿A qué estamos esperando? Parece que vivimos en un mundo diseñado para otros. Incluso los teléfonos que llevamos en el bolsillo ya no parecen servirnos solo a nosotros, si es que alguna vez lo hicieron.
La palabra lobby procede de lugares como las antesalas de Versalles. Lo interesante de un lobby es que es la sala en la que precisamente se hace lobby, en la que se ejerce presión para pedir a los poderosos que hagan algo por ti. Los pasillos del poder son salas del poder para los poderosos. Para ti son solo un pasillo entre un espacio y otro, un compartimento estanco espléndido, extraño y molesto a la vez.